Dia 3

22/1/24

Nos levantamos temprano y fuimos en transporte publico, en un colectivo rojo de dos pisos( muy similar a los que transitan en Londres),  a ver la Basílica de Guadalupe. Es bellisima, moderna, gigantesca, con letras y decorado en dorado. Habia personas abrazadas a un cuadro de ella y se vendian figuras gigantes de fibre de vidrio por doquier. Era un dia de mucho sol, por lo que tuvimos que usar protector solar y pasamos calor. Vimos en unos muñecos moviles con fondo pintado, como fue la historia por la cual se reconocio a laVirgen de Guadalupe por la Iglesia católica y además se la considero milagrosa. Estaba la bandera papal y los simbolos papales por varios lugares, unos jardines impresionantes que recordaban a los jardines de Roma, con cipreses. Habia estatuas en grande del a virgen, de las personas depueblos originarios haciendole ofrendas, fuentes más religiosas y otras con figuras prehispanicas semejantes a la serpiente emplumada. 

Realmente parecía el Disney de las personas católicas. Comi un helado en lo alto del predio, de mango, y Guido se pidió un agua de Jamaica. Para ver el manto en el que la virgen hizo su aparición milagrosa, se debía pasar en una cinta mecánica para que la gente circule. Entre el calor y que la religion no es lo mio, aprecié el lugar pero llegó un momento en el que estaba muy cansada. Desde el punto mas alto del predio se puede ver la ciudad y apreciarla, es un buen punto panorámico.

Al volver, le compré a unos afectos que tenemos, que son religiosos, un iman de la vigen y un rosario. De alli fuimos a comer por el centro comida mexicana version vegana que estuvo exquisita y probé el nopal por primera vez. Era un local de yoga además de restaurante, con figuras de la religión hindú. Super ameno el lugar y luminoso. No tenia con que higienizar mis manos y me han dicho varias personas que en Mexico hay mucha salmonela, por lo que fui corriendo a una bodega Aurrera, que son económicas, es como un Dia % de Argentina. Alli consegui solo toallitas desinfectantes y de paso me llevé unas adoradas Salmas, tostadas de maíz muy recomendado para quien no puede comer gluten.  Presencie en la cola como una persona se quejaba de un inmigrante que habia querido pagar menos por las bananas que se quería llevar, haciendo comentarios de que "eso sucede porque le abren a todos las puertas del pais" y que son pretenciosos al querer comer algo que no sea comenzar por comer frijoles., entre otras cosas xenofobas.

Del restaurante vegano fuimos al barrio chino, el cual me decepcionó un poco. Estaba plagado de venta ambulante como en cualquier lugar y en todo el recorrido, que es bastante largo, por la calle del barrio chino, solo pude ver unos pocos lugares realmente con venta de productos chinos. La cantidad de vendedores, locales y ofertas, además de gente, es abrumadora y termina el tramo final en una calle que es el reino de la venta de luminarias. Algo que observe mucho en CDMX es que hay tanto cartel y tanta oferta que abruma y a mi particularmente, me sucede que no termino viendo ni distinguiendo nada, mucho menos consumiendo, te ciega de tanto estimulo y disponibilidad. Algo que me resultó muy llamativo del barrio son unos panes de colores que cocinan al vapor, y por otro lado, las nuevas galletas de la fortuna son unas canastitas que tienen la figura de un animalito y sus orejas atadas; la gracia es que lo compres sin saber que hay dentro, para luego revelar el misterio.

Del barrio chino fuimos a descansar a un Cafe que queda en el edificio de Searse, fente al Palacio de Bellas Artes, ahi te podes tomar un café mirándolo asi como a toda la ciudad. La vista, que abarca el parque de la alameda a ,a izquierda, es muy hermosa por ser CDMX una ciudad bastante baja, exceptuando los edificios de la city financiera y bancarios. Me pedi una tisana con sabor tropical, que tenia fragmentos de kiwi, anana, manzana y algo más, y Guido un cafe. La verdad muy rapido el sistema de turnos, por el cual, de sentarte en una mesa, luego te llaman para esa bella barra vidriada que da hacia la vista panorámica. ¡Y en la golden hour!